El motor de arranque es el verdadero protagonista silencioso cada vez que nos disponemos a arrancar el coche. Sin él, el motor simplemente no cobraría vida. Desde su invención a principios del siglo XX, esta pieza se ha transformado, adaptándose a nuevas tecnologías y necesidades, hasta convertirse en el mecanismo rápido y confiable que hoy conocemos. Ese clic inicial que da paso al sonido del motor es el resultado de un conjunto de componentes trabajando en perfecta armonía. Aquí te cuento cómo funciona y qué partes componen este pilar de nuestra experiencia de conducción.
¿Para qué sirve el motor de arranque?
El motor de arranque es el gran aliado de cada motor de combustión. Desde el momento en que giras la llave o presionas el botón de encendido, este motor eléctrico transforma la energía de la batería en la fuerza necesaria para hacer girar el cigüeñal y dar vida al motor térmico. Así, inicia el proceso que pone en marcha el ciclo de admisión, compresión, explosión y escape, esencial para que el coche pueda rodar.
De no contar con un motor de arranque, el acto de encender el coche sería tan laborioso como hace más de un siglo, cuando se usaba una manivela para girar el cigüeñal. Este dispositivo, además de facilitarnos la vida, ha sido pieza clave en la evolución de la automoción y sigue avanzando con los tiempos. En los vehículos híbridos y eléctricos, por ejemplo, su función se adapta, minimizando el ruido y optimizando la eficiencia energética. Sin el motor de arranque, cada trayecto sería un desafío mucho más arduo.
Partes
Un motor de arranque es más que un simple dispositivo; es un conjunto de componentes que trabajan en sinergia para hacer funcionar el coche.
- La carcasa, hecha de hierro, resguarda todo el sistema y se fija habitualmente junto a la caja de cambios.
- Dentro, las bobinas inductoras generan un campo magnético que permite la transmisión de energía.
- El rotor es la parte mecánica que convierte la energía eléctrica en movimiento
- Mientras que las escobillas, fabricadas de carbón y grafito, aseguran el contacto necesario para la transmisión de corriente.
- Todo esto se complementa con el solenoide, que acciona los contactos y conecta el piñón al volante de inercia, lo que facilita el arranque del motor.
- El impulsor y la horquilla juegan su rol para que el sistema funcione de manera eficiente y precisa.
Otros elementos como:
Este motor, tan robusto como fundamental, es testigo de la evolución del automóvil. Y aunque su precio puede variar según el modelo y la tecnología, su presencia es vital en cualquier coche. La complejidad de sus componentes y la precisión de su funcionamiento son razones suficientes para darle el valor que merece, no solo como una pieza más, sino como el verdadero despertador de nuestros vehículos.
Fallo en el motor de arranque: ¿Qué ocurre?
Un fallo en el motor de arranque significa, en pocas palabras, que el vehículo no logrará encender. Este motor eléctrico, responsable de poner en marcha el motor térmico, comienza a fallar cuando alguno de sus componentes internos sufre desgaste o daño. El síntoma más común es que, al girar la llave o pulsar el botón de encendido, solo se escucha un sonido de clic sin que el motor cobre vida. Es una sensación frustrante que suele revelar un desgaste en las escobillas o problemas en el solenoide, dos de las piezas más propensas al deterioro.
También es posible notar que el motor intenta girar, pero con esfuerzo o lentitud, lo cual suele estar relacionado con la batería en mal estado o una conexión eléctrica deficiente. Además, si el coche arranca pero emite sonidos metálicos o extraños, puede tratarse de un fallo en el piñón de ataque, encargado de transmitir el giro inicial al motor.
Ante estos signos, la recomendación es revisar el estado de la batería primero, y luego centrar la atención en el motor de arranque, especialmente en las piezas móviles que requieren reemplazo periódico. En definitiva, un fallo en este componente requiere atención para evitar quedarse tirado y asegurar que cada encendido sea tan fiable como el primer día.
¿Cómo saber si falla el motor de arranque o la batería?
Cuando un coche no arranca, la causa suele estar en dos grandes sospechosos: el motor de arranque o la batería. Saber distinguir cuál de los dos falla es clave para actuar rápidamente y evitar complicaciones.
La batería, siendo el corazón eléctrico del vehículo, es la primera en revisarse. Un truco sencillo es observar la intensidad de las luces al girar la llave: si las luces del salpicadero o los faros están débiles o apagadas, el problema probablemente sea la batería. Además, intentar arrancar el coche con unas pinzas puede confirmar si el fallo está ahí; si el coche enciende, la batería necesita una recarga o reemplazo.
Por otro lado, si la batería está en buen estado pero el coche sigue sin arrancar, es posible que el problema esté en el motor de arranque. Los síntomas de fallo en el motor de arranque pueden incluir sonidos como chasquidos o ruidos metálicos al intentar encender el coche, un esfuerzo notable al girar o un fuerte olor a quemado. Estos signos suelen indicar desgaste en las escobillas o en el solenoide, piezas que se deterioran con el tiempo y el uso.
Así, un fallo en el motor de arranque suele requerir revisión profesional para reemplazar los componentes dañados y asegurar que el vehículo vuelva a arrancar sin problemas.
Sistema de arranque, ¿en qué influye?
El sistema de arranque es el corazón que impulsa a nuestro vehículo desde el reposo hasta la vida. Es el primer paso de todo motor térmico y la clave de su funcionamiento. Sin embargo, como cualquier sistema mecánico, necesita estar en buen estado para que todo funcione como debe. Los motores de arranque modernos no solo optimizan el consumo, sino que también reducen el peso y tamaño, facilitando el arranque en condiciones de frío o humedad.
La tecnología también ha permitido que los motores híbridos y eléctricos adopten sistemas de arranque específicos, cada uno adaptado a las particularidades de su propulsión. Aquí, el arranque prácticamente silencioso de un motor eléctrico cambia nuestra percepción del inicio del trayecto, en comparación con los sonidos familiares de un motor de combustión.
- Desgaste en las escobillas: Las escobillas se desgastan por el roce continuo con el colector. Este desgaste es normal y suele ocurrir entre los 150.000 y 200.000 km, momento en el cual necesitan ser reemplazadas para garantizar el correcto flujo de corriente eléctrica.
- Fallo en el solenoide: El solenoide, también conocido como relé de arranque, conecta el piñón al volante motor para iniciar el arranque. Si el solenoide falla, es probable que el motor de arranque emita un "clic" al girar la llave, pero el motor no arrancará. Este componente, al ser una pieza eléctrica, puede dañarse debido a sobrecalentamientos o problemas de conexión.
- Problemas con el impulsor: El impulsor, encargado de transmitir el giro al volante de inercia, puede desgastarse con el tiempo. Cuando ocurre este desgaste, el motor de arranque no puede engranar correctamente con el volante, dificultando el arranque del motor.
- Acumulación de suciedad en el rotor: La suciedad o el polvo pueden bloquear el movimiento del rotor, especialmente en entornos con humedad o polvo. Esto afecta su capacidad para girar a las revoluciones necesarias y, en algunos casos, impide que el motor arranque. Limpiar el rotor puede solucionar el problema, pero si el desgaste es significativo, puede ser necesario reemplazarlo.
- Imanes internos dañados: En los motores de arranque modernos, los imanes internos que ayudan al arranque pueden deteriorarse o oxidarse con el tiempo. Esto suele provocar un fallo en el rendimiento, haciendo que el motor de arranque pierda potencia y efectividad, especialmente en condiciones de frío.
Reparación y mantenimiento del motor de arranque
Si el motor de arranque no enciende o presenta fallos como los mencionados, lo más prudente es acudir a un mecánico para evaluar la mejor opción: reparación o sustitución. Aunque puede que algunas partes, como las escobillas, puedan reemplazarse sin mayor complicación, otras veces será necesario cambiar el motor completo. En el mercado, un motor de arranque nuevo ronda entre los 120€ y los 300€, mientras que las versiones de desguace o reconstruidas pueden ser más asequibles, con la ventaja de que muchas cuentan con garantía.
En resumen, el motor de arranque es una pieza clave que garantiza que cada día puedas arrancar y disfrutar de la carretera sin complicaciones. Mantenerlo en buen estado no solo evitará problemas, sino que prolongará la vida útil de todo el sistema de encendido de tu vehículo.